Poco a poco se fueron yendo mis amigos mexicanos y hoy puedo decir que me despedí de la penúltima, Mónica. Coincidimos en varios trabajos y hasta en el mismo vuelo que nos trajo aquí para estudiar, con ella podía de hablar de temas del gimnasio, pues como yo, es monitora y da clases por pasión. Pese a que tenía un trabajo que muchos envidiarían pues a pocos se les dan los números como a ella, decidió irse, evaluó la situación y le pesa que allá está toda su familia y su vida. Para despedirla hoy nos fuimos a comer a La Gloria de Montera con los ex compañeros del trabajo y después un café al Mercado de San Miguel para que lo conociera antes de irse.
Me queda una compatriota en la lista de grandes amigos, misma que se va en octubre de regreso, no sé si eso signifique que ya no busque a gente de mi país porque he aprendido a no sentir la soledad del expatriado o porque simplemente México pesa mucho y todos deciden abandonar el barco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario