Hay días que quisiera tener la misma sensación que cuando sobrevolé Segovia en globo aerostático. Fue una sensación de ligeresa y alivio a la vez, donde las decisiones del rumbo no las tomaba yo sino el aire. Lo mejor en ese momento era dejarse llevar por esa corriente de viento, y en un momento específico bajar el fogón para que el Globo empiece a descender poco a poco, aterrizar en otro lugar y empezar a andar de nuevo.
Fotografía tomada desde mi posición.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsykOuUg5_99z7Qt4fJSq-AZXH3sdirVN2jT4r-KwMPUy-i4zehmq8Fqk-B1eSshJmhVT9Dh0b-TCb8xM6B-RD-K9e3BzzEoiWjdCF4E7I_1SqQsfHRK8Ucknn8gHcrWhEss6X0o2TuQca/s320/n764915443_3021725_9066.jpg)
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