Y es que a pesar de estar a un lado de Estados Unidos y de que los niños ya se empiezan a disfrazar de Halloween y pedir calaverita. Todo mundo guarda aquella parte de su tradición en donde la noche del 31 los niños muertos vendrán a comer esa comida reservada para ellos y la noche del primero vendrán los adultos. Yo, que espero conservar mis tradiciones por siempre prenderé tres velitas y dejaré un vaso de agua, en nostalgia de no tener una ofrenda pero con la esperanza de que el único duelo que tengo en mi vida venga a visitarme mañana.
AL HILO DE LAS MUJERES BORGIA. CONCIERTO
Hace 1 semana
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