Nos quedamos de ver a las 11 de la mañana en el lugar donde se sirven los desayunos del hotel que sin ánimo de publicidad estaba delicioso y el hotel increíble. Es una cadena llamada room-mate en donde a cada uno le ponen un nombre, fijan una personalidad y en base a eso diseñan el hotel. Por ejemplo, el nuestro que se llamaba Vega. Posiblemente Vega sea una joven estudiante a la que le gusta el diseño y comer bien y Voila! esas son las directrices que guiarán a ese hotel.
Hartos de comer tanto ayer, decidimos dar un paseo y subir la catedral para admirar las vistas. A pesar del frío que hacía, el paisaje me dejó atónito como solo Salamanca puede dejar a cualquiera y contemplarlo e hizo que me olvidase del hielo que me cortaba las mejillas. Calles preciosas, un mismo estilo y lo mejor es que toda bien podría ser una Ciudad Universitaria.
Para terminar nos quedamos una gran parte de la tarde bebiendo té en un salón que pertenece a la Duquesa de Alba, al parecer también es un hotel. Un lugar a donde me gustaría retirarme por un mes el día que no aguante más el estrés de la Ciudad. Antes de irnos compramos un billete de lotería de navidad para que ojalá que algún premio nos haga recordar el viaje.
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