Hoy he quedado para desayunar en Torre Europa con Yolanda, Romain me acompaña. Aparte del gusto de verla, me prestará su nombre para adquirir mi nuevo Mac en el Corte Inglés con sus doce meses sin intereses. El antiguo será donado a mi madre que está inmersa en sus clases de computación (informática).
Es un placer encontrarme con Yolanda, siempre tiene tanto que contar. Como su primer trabajo en Murcia cuando se fue por haberse casado. Ahí, dice ella, me veían como la rara que venía de la ciudad. Un lugar tan clasista y que yo de clases no entendía nada, sin embargo me obligaron a entrar a un Master del Instituto Empresa y me vi envuelta entre la crema y nata de Murcia. Cuenta sus anécdotas de como entro a trabajar en el que en aquel entonces era el mejor despacho de abogados de la ciudad. Y ella, toda apática y poniéndole sus condiciones al intocable pudo entrar.
En fin, me gustan las anécdotas de todas las personas, la vida es un absurdo que me gusta disfrutar y contemplar. Por eso, supongo, me decidí a escribir este blog para contar lo absurdo de mi propia vida.
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