Nos levantamos temprano para subir el Puy de Dôme, un volcán que pertenece a los Chaîne des Puys. El reto: 1464m. Las adversidades: Mucho viento frío a pesar del verano.
Después de dos horas llegamos a la punta del volcán con la recompensa que nos fue dando el camino; un panorama lleno de volcanes y montañas, hasta dicen que cuando está totalmente despejado se puede ver el Mont Blanc que está cerca de la frontera con Italia. Así mismo nos encontramos con las ruinas de un templo galo-romano dedicado a Mercurio ya que sirvió como templo ceremonial en la época pre-cristiana.
De regreso pasamos al supermercado ya que los dos mexicanos invitados nos comprometimos a hacer una cena mexicana como despedida. La cena: unas enchiladas de mole, de aperitivo nachos con guacamole acompañados de su cervecita Corona. Todos los ingredientes los encontramos a excepción del mole que lo había traído desde México y las tortillas compradas en España.
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