Anoche dejé la ventana abierta con la plena intención de sentir un poco de aire fresco en esta ola de calor así como para que por la mañana me despertase (temprano) el sol y el ruido de los pájaros.
Tenía cita con el médico así que antes de alistarme me puse a devorar el periódico (aún sigo con el suplemento de economía del domingo), revisar la actualización de los blogs que leo, visualizar el periódico de hoy por Internet y muchas ganas de escribir.
Estos días he estado ávido de lectura y escritura, apenas veo la televisión y me cansa enseguida. Aprovecho la ausencia de R. Puesto que cuando está le gusta quedarse dormido con la televisión hasta largas horas de la noche y al despertar es el primer aparato al cuál recurre.
Ya le hablé de mi aversión a la televisión para recurrir en todo momento, le explique que en mi familia materna, las fiestas consisten básicamente en asistir a casa del festejado, comer lo más rápido posible e ir directamente a la televisión. Es aquello tan aburrido.
Algo bien cierto en nuestro México son las familias que conviven frente al monitor y la cantidad de horas que dejan ahí.
ResponderEliminarEsto repercute en la dinámica de sus vidas y son patrones que generalmente se heredan, es pensar que si no tienen de fondo a un López Doriga o un Raúl Velasco son incapaces de tomar la iniciativa y comenzar el tema del día sin utilizar el pretexto de quien esta llevando el tema en pantalla.
Por otro lado la gente solitaria la utiliza de fiel compañero para no sentir los silencios pausados que pueden ser mas aterradores que las telenovelas del 2 o los programas de revista. Claro bien existe el morbo y el chismerrio que produce ciertas platicas para tener algo que decir en el cafe de la semana y sustituir afectos o vacíos que inundan la vida real. La television en la cultura mexicana paso de ser un mero entretenimiento a un canalizador de emociones que las familias tienen como un compañerito fiel que siempre esta ahí...