El es Christian, austriaco, gerente de un hotel en Viena. Ale lo conoció cuando se hospedó en su hotel en un viaje que hizo por Europa del Este. Él la invitó a salir y ella accedió. Desde ese momento no importó ninguna distancia para hablar y contarse sus cosas todos los días hasta un día que vino a Madrid a pedirle que se fuera a vivir con él.
Ahora lo tenemos en casa después de tres horas de angustia. Viene regresando de un viaje que hicieron a México, incluyendo un aparente casamiento para satisfacer a la familia, en donde al final del todo un virus lo atacó e hizo que se le cerrara un ojo sin aparente explicación y una noche en el Hospital Español que le salió en un dineral.
Después de tres horas de haber aterrizado en Madrid, con la preocupación del viaje por su aparente salud, Christian aún no llegaba a casa en donde iba a pasar la noche para viajar al otro día rumbo a Viena. Ale desde México con el corazón en un hilo. Pacha, Gaby, Romain y yo con la cena lista. No había llamadas a la aerolínea, al aeropuerto ni a su móvil que dieran con el.
Hasta que llegó la llamada de la tranquilidad: Hey George, I m in Sol, I m walking around sightseeing de city cause tomorrow I have the fly so early. Don t worry I know how to arrive at your house so I´ll be arriving in a half of hour approximately. O algo así, el punto es que la tranquilidad llegó, él también con todo y sus anécdotas del México que extraño.
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