martes, 21 de julio de 2009

Julio 21: Ana María

En este post quería narrar mis aventuras de ayer al quedar para comer con dos amigas abogadas de las que luego hablaré, quería hablar de la comida, del restaurante y hasta había hecho una foto del look de verano que llevaría. Sin embargo, en la comida recibí una noticia que le ha dado un giro a este post para ser dedicado totalmente a Ana María. 

Ana María era una chica colombiana que vino a buscarse la vida a Madrid junto con su esposo. Era una atleta profesional de competición y lo que más se asemejaba aquí, llámese lo más accesible para ella en esos momentos, era dar clases en los gimnasios. La vi una sola vez, en el gimnasio donde yo daba clase por aquel entonces. Hablamos poco, ese día me dieron unos dichosos mareos llamados laberintitis que me tuvieron una semana en cama. 

Ahora me entero que a Ana María murió, la mataron. Fue de vacaciones a Colombia y unos hijos de la gran puta le quitaron la vida para llevarse el coche en el cuál iba. Lo sé porque su marido ha hablado con una de las abogadas, en aquel entonces alumna de Ana María, para que le ayudase. Piensa pedir el retorno voluntario que el gobierno da a los que se quieren regresar a su país, cobrando paro pero sin poder regresar en al menos tres años, para poder cuidar al hijo y a la madre que que Ana dejó en Colombia. 

-Así son las cosas ahí. Le decía el esposo a Elena. 
Elena muy asombrada no podía creer que por un coche te quitaran la vida. 

Así son las cosas en América Latina, puedo decir que hay un bien que no alcanzamos a concebir del todo hasta que lo disfrutamos, ese bien se llama libertad plena. Es un beneficio que te hace salir a las tres de la mañana sin temor a que acaben con tu vida. Posiblemente ese bien sea una de las razones por las que muchos consideremos seguir aquí en Europa. Porque puede ser que allá hayas tenido una vida mejor, que hayas luchado por tener un automóvil de lujo y te hayas llenado por el consumismo que América sugiere, o que simplemente extrañes tus raíces, porque se extrañan sin duda. Pero el miedo, ese si está bien cabrón. 

Fotografía dedicada a Ana María "Madrid asomando desde Plaza Mayor"

2 comentarios:

  1. Pues sí; ésa es la realidad de millones de personas en el mundo; el problema es que los "occidentales" vivimos inmersos en nuestro pequeño mundo, creyéndonos el ombligo del Universo y quejándonos por lo más nimio: 2 kilos de más; no poder ir de viaje, etc. y pensamos además que todo lo que pasa en La Tierra es lo que nos "cuentan" los noticieros. ¡ Menuda falacia !. Esos cuentan lo que les interesa a las agencias internacionales...

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  2. Así es, no todo es fatalista. América también es preciosas y siempre está abierta para contarte su historia. Pero esos temas de seguridad son latentes y desafortunados.

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