Septiembre 12: El barrio de Salamanca

El Barrio de Salamanca es para muchos y desde siempre el mejor barrio de Madrid, lleno de tiendas de lujo y gente de revistas. Yo viví allí mis primeros dos años por azahares del destino, puesto que cuando llegué mis futuros compañeros de piso ya habían hecho la labor de buscar el piso de Conde de Peñalver. Por supuesto que en el barrio hay niveles y no es lo mismo vivir en Serrano que por Goya, aún así la pretensión es la misma. 

En aquel tiempo estábamos rodeados de vecinos mayores de edad que veían a los estudiantes como los agentes que iban a destrozar su perfecta armonía y no se diga de los extranjeros vinieran de donde vinieran. Los vecinos de enfrente con una virgen pegada en la pared son el estereotipo del barrio, un señor Lacoste y una señora con peinado de peluquería. Lo que no sabían es que mi cuarto daba a su gran salón y diario me deleitaban con sus peleas de un matrimonio en crisis. Un señor neurótico que siempre mandaba a su señora de gran peinado a tomar por culo y a cagarse en todo lo que se le ponía enfrente. 

Todo esto lo escribo porque esta noche Pacha hizo una fiesta en la casa que comparte con Gaby en el mismo barrio, tienen una gran terraza que podrían aprovechar sino fuera porque ya conocemos el comportamiento de los vecinos. La fiesta iba bien, no mucho ruido, conversaciones perfectas hasta que algún vecino abrió fuego arrojando bolsas llenas de agua que se asemejaban al ataque de Hiroshima. Supongo que una persona con cordura y educada podría bajar a decir que no se hiciera ruido o tomaría medidas y punto. Pero una persona del barrio de Salamanca que presume de su buena educación no se puede dar ese lujo, así que declara la guerra escondiéndose en trincheras.