Agosto 21: Descubriendo Galicia

Al otro día de la boda, después de amanecer con un dolor de cuello infernal a causa de dormir unas pocas horas en el coche y sin poder reservar ya otra noche de hotel partimos a conocer Galicia. La primera parada Pontevedra, una de las ciudades más importantes de Galicia en donde se encuentran trece plazas que se van recorriendo al caminar, la riqueza monumental surge de la combinación del granito gallego, con los afamados canteros de su comarca, y de la importancia de la ciudad como centro de actividad comercial y religiosa a lo largo de los siglos. Ahí mismo hemos aprovechado para comer un menú del día. Mi elección; pimientos con anchoas de primero y pollo a la mostaza como principal. 

Después de abandonar la ciudad partimos hacia Pontecaldelas. Pilar me había dicho que ahí me estaría esperando para llevarme a su aldea. La anécdota fue que mientras esperabamos, se nos acercó una señora a preguntarnos si estabamos descansando o esperando a alguien, como respondimos que lo segundo preguntó que de quién se trataba y a que parroquia pertenecía. Más adelante Pilar me diría que todo mundo se conoce y que a ellos los conocen por su padre, apodado Manolo el Mexicano. 

Pilar es mi amiga gallega, estudié el bachillerato con ella en México, su padre tiene negocios allá así que tenían que vivir allá y aquí cada cierto tiempo. -Ellos tienen muchos recuerdos bonitos de México, me decía su madre mientras sonaba el móvil de Pilar con una canción de los Tigres del Norte. Me fue poniendo al día, al mismo tiempo que me mostraba la casa que le regaló su padre y que ha ido rehabilitando poco a poco, desde las puertas que tendrán al menos unos cien años, hasta los azulejos del pasillo. Todo esto con un lago como vista principal de la casa. Para terminar el día fuimos a festejar su cumpleaños cenando en una crepería en Vigo.