Carlo es un chaval italiano que vive para su guitarra eléctrica, es musicalmente intolerante y pocas cosas lo satisfacen como el jazz, el blues o el funky. Las pocas veces que ha trabajado sale por su propio pie o echado debido a que no aguanta que le den ordenes injustas ni la hipocresía laboral. Sin embargo toca la guitarra como pocos, la pasión se le ve en el rostro y por eso no se rinde e insiste en vivir de esto. Esa testarudez se ha ganado mi admiración.
Carmen por su lado, es una colombiana que siempre le gustó volar. Siendo hija única emprendió rumbo para Miami donde estuvo un par de años antes de vivir en Boston. Después se vino a hacer su máster a Madrid y el destino nos junto para compartir piso por dos años, la llamo mi sisterna por todo lo que significa para mí.
Carlo estudió conmigo el Máster en donde Carmen pertenecía una generación arriba. Al ser ella mi compañera de piso y el mi compañero de clase un buen día los presenté y ahora viven felizmente en Cerdeña Italia de donde es Carlo. Hoy vinieron a quedarse en casa antes de partir a Colombia de vacaciones y como bien dice otro de nuestros amigos; pobre de Colombia, que se prepare porque ahí va Carlo que es un caso serio.
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