jueves, 27 de agosto de 2009

Agosto 27: La gata ñora

Mi vecina del patio, la misma en donde se cayó mi planta que no he podido rescatar, tiene una gata que se la pasa chillando. Su chillido es, supongo, el de una gata en celo. Hace unos ruidos al principio como de un bebé llorando pero después se va convirtiendo en una situación orgásmica.

No estoy seguro si sus chillidos son porque tiene un gato ahí que la satisface en todo momento, aunque lo descarto pues dicen que en el acto sexual a la gata le duele tanto que el gato tiene correr para que no lo alcance porque si no lo mata, y eso en un patio de menos de doce metros cuadrados no creo que sea posible. 

El punto es que la gata lleva más de tres meses así, incluyendo este Verano en donde uno tiene que dejar las ventanas abiertas a ver si corre un poco el aire, y este felino no distingue hora para chillar, tres o cinco de la madrugada, le vale madre. Ya he probado cubrirme los oídos con la almohada, he pensado comentarle a la vecina que su gata es una cachonda o simplemente un buen día aventarle una croqueta con veneno. Tengo pensamientos muy drásticos por culpa de una gata caliente. 

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