Este día estaba destinado para coger un barco que sale desde Vigo e ir a las Islas Cies, descritas como las playas más bonitas del mundo según el diario británico The Guardian. Como ya no había billetes decidimos coger el coche y cambiar de país, el destino Oporto, Portugal que está a 120 kms. de Vigo. En el camino podríamos encontrar alguna playa en donde pisar el mar y tomar un poco de Sol.
Una playa llamada Vila de Conde me hizo recordar que era Verano, y que justo desde esa playa si tuviera superpoderes podría nadar hasta encontrarme con América.
Media hora después estábamos llegando a Oporto, una ciudad que tiene un encanto particular, al final es cambiar de país, de idioma y de costumbres en menos de dos horas. Sus casas bañadas de azulejos, su estación de ferrocarril por donde se han contado tantas historias y su puerto lleno de terrazas en donde tomarte una cerveza y contemplar el otro lado del puerto en donde están todas las fábricas de vino. Justo ahí aprovechamos para cenar, un lugar recomendado por la routard varios años consecutivos. No recuerdo el nombre, tan sólo sus camarones al mojo de ajo, sus croquetas de bacalao y su cerveza muy fresquita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario