Me despierto y empiezo a hojear al XL Semanal. Aparece un reportaje que habla sobre la sequia más larga de la historia en Kenia: ganado y animales salvajes ya mueren por manadas, pero el hambre también ha colocado a millones de personas al borde de la muerte. El reportaje lo ilustra una jirafa muerta en medio de la carretera. Me aterrorizo.
Este tipo de reportajes buscan la concientización de las personas, tal vez las solidaridad y la ejecución de acciones puntuales. Pero también logran que las personas que nos despertamos y podemos meternos en la regadera, calentar el café y desayunar caliente nos sintamos profundamente culpables. Yo por lo menos, ya reciclo la basura, me ducho con poca agua y al lavarme los dientes apenas y abro el grifo, sin embargo la culpabilidad es inminente.
La pregunta es ¿Hasta que grado me tengo que sentir culpable y asumir ese sentimiento? Ya sé que gozo de privilegios que otras personas no tienen, eso sin duda. Pero también hago sacrificios en mi vida, me despierto temprano para ir a trabajar y no llego hasta muy noche. Los jueves los musculos ya me duelen y el cansancio físico es inminente porque parte de mi trabajo consiste en el desgaste físico y además se me ha desarollado un tic nervioso en el hombro que cuando estoy con mucho estrés hago movimientos involuntarios. Aún así no debo y espero nunca dejar de sentirme ajeno a los problemas que aquejan el mundo que me tocó vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario